Ya vamos de vuelta en el bus y todos llevamos el corazón “ensanchado”.
Hace ya más de un año que llevamos preparándonos para esta peregrinación que nos permite visitar a Santiago. Impresiona ver desde aquel mirador de Padrón como el apóstol entró y ató su barca para empezar su propia aventura.
Salimos en la oscuridad de la noche con toda la ilusión pero también sabiendo que el reto es grande.
Hemos comenzado el camino portugués desde Tui abandonando nuestro terreno conocido, seguro y cómodo. En nuestra mochila de equipaje ligero descubrimos lo verdaderamente importante e imprescindible, viviendo desde la sencillez y con la casa a cuestas. Hemos tenido que afrontar las dificultades, apoyándonos en los compañeros y en nuestra confianza en Dios. Entre las ampollas, el dolor físico, el cansancio mental, el fracaso y las caídas, hemos sabido encontrarte y seguir luchando. Estamos agradecidos de todas esas personas de luz que son flechas amarillas en nuestro camino y somos conscientes de que somos luz para otros. No nos hemos olvidado de caminar con María, porque quién camina en la vida teniendo una Madre así, sin duda, obtiene uno de los mayores regalos de la vida. Y, al final, hemos llegado a nuestra meta, sintiendo que ha merecido mucho las penas, y que aquí es donde comienza nuestro NUEVO CAMINO.
Y tal como le pasó al apóstol Santiago con su hermano Juan, el encuentro con Jesús resucitado renovó su fe y se hizo evangelizador del mensaje de Jesús. Ahora nos toca a nosotros con todos los jóvenes de los GVX.
Nos sentimos muy agradecidos por haber compartido mucha vida entre nosotros y con el resto de peregrinos, y por haber rezado por nuestras realidades y por el camino que queda por delante.
No ha sido nada fácil, pero ha sido una experiencia inolvidable y sentimos que hemos crecido mucho como personas y como catequistas.
Gracias a todos los catequistas y al grupo de coordinadores por esta experiencia inolvidable.
#PastoralON#
Ana González Galo
Profesora Colegio Cervantes Maristas Córdoba
